sábado, 1 de agosto de 2009

El agotador trabajo de un bebe

Frida está demasiado ocupada en estos momentos descubriendo el mundo, tanto que no le da tiempo ni a dormir. Y es que el trabajo de un bebe que empieza a desplazarse es agotador.

Es imprescindible comprobar que cada uno de los obstáculos que hay en su camino sirven para ayudarla a levantarse, o para poder pasar por encima o cambiarlo de lugar. Y por supuesto que papi y mami hayan puesto las medidas de seguridad adaptadas a cada mobiliario. Lo más divertido es el sofá. Además de ser grande y poder moverse por todas partes tiene escondites secretos donde guardar juguetes! Tardaremos un tiempo en terminar de explorarlo por completo.

Otra dura tarea de lo bebes es la necesidad de probar todo aquello que encuentran en su camino. Hay que distinguir lo que se puede comer y lo que no, ¿como? lo metes todo a la boca y si se mastica sirve. Nuestros preferidos son el papel en todas sus presentaciones (preferentemente etiquetas y publicidad, aunque los periodicos también estan ricos) y los mandos a distancia.

Sin lugar a dudas lo más divertido es descubrir todos los tesoros escondidos que hay por la casa en esos fantásticos lugares llamados cajones. ¿Hay algo más divertido que inspeccionar pieza por pieza todo lo que esconde el cajón que hay debajo de la tele? Y lo mejor de todo, abres y cierras la puerta y las cosas siguen ahí!!!

Luego tenemos tareas secundarias, como redecorar espacios (sin lugar a dudas todo está mejor en el suelo), desdoblar la ropa recién planchada (claro, papi y mami prefieren pasar calor con la plancha mejor que estar tirados frente a la tele con el ventilador a tope), y comprobar que la ley de la gravedad funciona desde cualquier superficie: si asomas demasiado la cabeza te caes al suelo.

Ellos con tanto por hacer y nosotros los padres interrumpiendoles constantemente: hay que comer, hay que cambiar el pañal, hay que jugar... Claro, como pretendemos que después duerman con todo el trabajo atrasado?

Pero lo mejor de todo es comparar las miradas. La mia llena de amor y felicidad aunque con ojeras hasta las rodillas. La de ella con una constante expresión de sorpresa y orgullo por todos aquellos obstaculos que supera día a día.

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